Tres características distinguen a las universidades de rango mundial: la concentración de talentos, abundantes recursos y gobernabilidad. Colombia aún no tiene una universidad de esta talla.
A esto se refirió el marroquí Jamil Salmi, coordinador de Educación Terciaria del Banco Mundial, y quien ofreció en EAFIT la conferencia central de la segunda Jornada de Internacionalización de la Educación Superior y el XII Encuentro Anual de la Red Colombiana para la Internacionalización de la Educación Superior (RCI).
Su ponencia se denominó el Desafío de establecer universidades de rango mundial y en esta habló de que uno de los errores más comunes, para las instituciones, está en concentrarse en la infraestructura, así como pensar que el contenido se puede importar de otros países. “Una universidad de rango mundial es más que ser buena, es ser excelente”.
Jamil Salmi explicó que las universidades con este tipo de características (ser de rango mundial) se caracterizan por tener egresados de alto nivel y reconocidos como tal por el medio laboral, contar con investigación de punta, y tener la posibilidad de trasferencia de conocimientos y tecnología hacia las empresas y la sociedad para resolver problemas.
Muchas preguntas
Y ante el tema de la infraestructura el experto se preguntó: ¿Qué pasa con el currículo, los programas y las prácticas pedagógicas?
Señaló que estas entidades se concentran en pocos países. Por ejemplo en Canadá hay tres, en Australia cinco y en Japón tres. Eso sí, en Latinoamérica los resultados no son tan buenos, pues de acuerdo con el ranking de la Universidad de Shanghái (China) se encuentra en primer lugar la Universidad de Sao Paulo, en segundo la Unam de México y en tercero la de Buenos Aires (Argentina). Sin embargo, aún no aparecen universidades de Colombia.
A estas entidades educativas, entre otros puntos, las identifica el que tienen buenos alumnos y una alta cuota de profesores y estudiantes extranjeros.
En cuanto a estudiantes de otros países, Harvard tiene el 19 por ciento y Cambridge el 18. También definió el concepto de “No inbreeding”, que es la denominación a un fenómeno que se ha presentado en Colombia y en otros países de la región y es que los mismos egresados siguen dando clases en la universidad. “Esto no permite que haya un cambio de ideas y aportes de otros países del mundo”.
Agregó que la dimensión internacional no es solo el movimiento de estudiantes o profesores al extranjero para capacitarlos, sino también integrar dimensiones de globalización dentro del currículo, participar en proyectos internacionales de investigación y el manejo de idiomas. “Esta es una debilidad de muchos países en Latinoamérica, especialmente de México y Brasil”, contó Salmi.
Jugar con flexibilidad
En cuanto a los recursos, dijo que estas instituciones cuentan con estos en abundancia. Tal es el caso de la inversión en educación superior de Estados Unidos, que gasta el 3.3 por ciento del PIB (154 mil dólares por estudiante) y captan dineros privados. Europa solamente invierte el 1.3 por ciento (13.500 dólares por estudiante).
Estas universidades cuentan con fondos de donaciones que pueden llegar a niveles espectaculares y dinero de matrículas.
“Pero los más importantes son los fondos concursables para la investigación. Hay universidades privadas que llegan a recibir más fondos públicos de investigación que muchas de las instituciones públicas”, aseguró el experto.
¿Qué pasaría con un excelente equipo de fútbol si tiene que jugar con las mismas reglas que tienen las universidades públicas? Que la gente del equipo fueran funcionarios de la administración pública, que no se pudieran traer jugadores extranjeros con salarios más altos, ni recompensar a los que se destacan y ni sacar a los que no se comportan bien en el juego. “Sería un equipo mediocre. Si estas reglas no funcionan en el fútbol menos en el campo de la educación”.
Con este ejemplo dio a entender la importancia del tercer factor que es la gobernabilidad, porque las universidades de rango mundial funcionan con libertad en cuanto a las normas de la gestión pública, los recursos humanos, los recursos financieros y las licitaciones. “Tienen flexibilidad y autonomía normativa en las reglas y en la selección del equipo de liderazgo. Un director independiente con un grupo de representantes externos”.
Las alternativas para mejorar
El experto marroquí en educación superior planteó tres caminos para poder llegar a ser una universidad de rango mundial, pero uno no excluye a otro. Primero, mejorar las instituciones existentes. Segundo buscar fusiones entre las instituciones; y tercero crear una nueva institución de este estilo.
“El primero parece ser el más lógico y menos costoso porque ya existe la infraestructura, sin embargo, el gran desafío es cómo establecer la cultura de la excelencia donde no existe. ¿Se puede hacer con la misma gente? Ahí el enfoque será el de la gobernabilidad”.
Sobre las fusiones entre las universidades aclaró que si bien es una ventaja porque se pueden sumar esfuerzos, existe un problema y es que cada una tiene una cultura diferente y por eso este proceso puede llegar a ser complejo, incluso no llegar a funcionar.
“También, hacer una universidad nueva tiene un costo mucho más alto en infraestructura y profesores. Pero en este caso se debe establecer una buena cultura desde el inicio para evitar que se cree una mediocre”.
E indicó: “El Estado juega un papel importante en cuanto a establecer un marco de gobernabilidad favorable y con el financiamiento, porque para establecer una buena institución los costos son muy altos”, manifestó.
Enfatizó que el rol de las instituciones es liderar, pues este es el factor clave para desarrollar una línea estratégica parecida a la de todos los participantes del proyecto y para crear esta cultura de la excelencia que se necesita.
En el espacio de preguntas de la conferencia uno de los asistentes lo indagó sobre si es correcta la comercialización de la educación. Salmi respondió que el objetivo de esta no es hacer dinero sino formar en el conocimiento y ciudadanos de bien.
Por último, advirtió que no se debe olvidar la necesidad de tener un sistema de educación superior diversificado. “No todas las instituciones pueden o deben ser de rango mundial. Necesitamos universidades de investigación, pero también las que se dedican a la enseñanza o institutos de educación básica. Además, es necesario que talento, recursos y gobernabilidad se den al mismo tiempo”.
Fuente: Eafit
Información de referencia: Libro de Jalmi Salil "El desafío de crear universidades de rango mundial" - Descargar-
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