Colombia: Un lugar lleno de Respuestas

Dilema territorial,¿Regiones o departamentos?


JAIME CASTRO

Es la pregunta que aún no contestan los promotores de la Región Caribe y las demás que quieren ser tales. Lo que se decida interesa a la Costa Pacífica, la Orinoquía y la Amazonía, las regiones andina y surcolombiana, y las que tienen características comparables.

La propuesta debe analizarse así: hay regiones o hay departamentos. Las dos entidades, en la Colombia de hoy, no pueden organizarse simultáneamente. No hay espacio político, económico, ni fiscal para ambos. Si se crean las regiones, deben desaparecer los departamentos.

Dividir funciones y competencias entre regiones y departamentos es teóricamente viable, pero artificial en la práctica. El país no tiene recursos, ni los contribuyentes capacidad tributaria, para sostener dos niveles territoriales, cada uno con su propia administración y burocracia, cuando uno sólo bastaría para cumplir las atribuciones que se les asignen a cada uno por separado.

Por eso, siempre hemos tenido tres administraciones territoriales. Una nacional, en toda la patria; otra local, en cada uno de los municipios y distritos; y una intermedia, entre las dos anteriores que, según la época, estuvo representada por las provincias, estados soberanos, departamentos y las intendencias y comisarías desaparecidas. Nunca creamos el cuarto nivel territorial que algunos piden con el nombre de región.

El debate sobre cuál administración intermedia convenía lo dio la Constituyente del 91, que no tuvo el valor político para decidir porque las fuerzas políticas que la componían y el gobierno de la época no se comprometieron con ninguna de las propuestas. En vez de optar por uno de los niveles intermedios posibles, autorizó tres: región, departamento y provincia. Le trasladó la responsabilidad al Congreso, que no ha podido hacerlo, razón para que tampoco aprobara ninguno de los 20 proyectos sobre ordenamiento territorial considerados.

Si aprueba el de ahora, tendremos 6 ó 7 regiones administrativas y de planificación (así las llama el art. 306 de la Constitución). Quizá más, porque los departamentos querrán su parte de los recursos del fondo de compensación regional o del nuevo reparto de las regalías. Las regiones serán mera asociación de los departamentos que sean parte de ellas. No tendrán más autonomía ni más poderes de los que tengan los departamentos agrupados. Revivirán las “regiones de planificación” que, con el nombre de CORPES, creó y autorizó la ley 76 de 1985 y que desaparecieron 15 años después por ineficientes y costosos. Ninguno financió una obra o la prestación de un servicio. Todos fueron paraíso de los consultores: sólo contrataron estudios que enriquecieron los anaqueles oficiales.

El Gobernador Verano de la Rosa conoce bien lo que ocurrió, porque cuando fue ministro presidió la junta directiva del Corpes de la Costa Caribe.

Si se propone que la región, en vez de administrativa y de planificación, sea entidad territorial, será peor, porque habrá asamblea o “congresito” regional, elegido popularmente, gobernador, regente, regidor o prefecto, también escogido por la ciudadanía en las urnas, y nuevos impuestos, distintos de los nacionales, departamentales y locales, que financiarán la organización frondosa que gobierne y administre la región.

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