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ORIGEN DE LA UNIVERSIDAD

Aura Elena Bernal de Rojas
Docente Facultad de Educación
Universidad Surcolombiana

La universidad ha sido una institución básica en la vida cultural y social del desarrollo del mundo de occidente, de prolongada y estable vigencia, que ha mantenido su existencia a lo largo de los siglos. Tiene una historia propia, cuyo conocimiento así sea somero, nos acerca a la comprensión de un pasado que al prolongarse en el presente, nos permite proyectar su futuro en un marco de mayor objetividad y de discernimiento de lo que se ha conservado y de lo que ha ido cambiando en su evolución (Gutiérrez, 1983), es por esta razón que para entender la esencia y razón de ser de la universidad se tenga que acudir a la referencia histórica.

La universidad como institución hizo su aparición en el siglo XII, en la Europa Medieval y en el medio característico del tránsito de la Alta Edad Media Feudal a la baja Edad Media.

Este período de la historia se caracterizó por la formación de grandes ciudades, centros de artesanos, comerciantes y por la aparición de los gremios que eran organizaciones de artesanos basados en los principios del gobierno comunal. Los artesanos se agruparon en gremios formados por quienes ejercían una misma profesión. Los gremios tenían carácter de uniones de producción para la ayuda recíproca entre sus ocupados.

Los artesanos vivieron y trabajaron al principio en la aldea de la propiedad del señor feudal, pero con la complejidad del oficio, con el crecimiento del número de artesanos y el aumento de la demanda de sus productos, los artesanos siervos comenzaron a abandonar cada vez más a sus señores. Estos artesanos construyeron sus poblados bajo los muros de los conventos, en los cruces de los caminos y donde más se les facilitaba la venta de sus productos. (Kominsky, 1978).

Así aparecieron las ciudades medievales, que originaron un comercio denominado Las Ferias, y como consecuencia, una serie de fenómenos tales como la apertura de nuevas vías terrestres, fluviales y marítimas, la aparición de nuevos oficios y nuevos servicios, la administración de los asuntos públicos y el nacimiento de los Gremios y Corporaciones.

La Universidad nació como prolongación de las escuelas catedralicias, al organizarse corporativamente maestros y estudiantes. En este periodo la iglesia venía fomentando y sosteniendo, además de las escuelas monacales amparadas desde antiguo por las órdenes monásticas, las llamadas escuelas parroquiales y las escuelas catedralicias o episcopales

Al amparo de las ciudades, las escuelas se convirtieron no en solo en focos irradiantes de ciencias, sino en auténticas corporaciones educativas con finalidades similares a las de todos los gremios de artes y oficios: defender la profesión del maestro y del estudiante, asegurar la prestación de un buen servicio, salvaguardar su carácter autónomo y científico y determinar las leyes de su propia organización. Como todo gremio tenía sus propias normas de trabajo, tan minuciosas que hacían imposible la competencia, constaba de miembros dispuestos jerárquicamente (maestros, oficiales y aprendices). Las corporaciones escolares empezaron a definirse como el universo de personas (maestros y estudiantes) dedicados a la profesión de la ciencia dentro de reglas y métodos propios que le otorgaban cierto monopolio sobre ella. (Gutiérrez,1983)

Beneficiada la corporación escolar por el régimen urbano y por su carácter reconocido de “alma mater” de la ciudad en que se enclavaba, empezó a recorrer su propia historia que en los siglos siguientes, no era otra que la de la naciente universidad.

Así, la universidad fue una creación legítima del mundo de occidente y de la edad media europea. Surgió como una corporación, una más de las muchas que existieron en la edad media.

El movimiento del siglo XII y XIII, que dio su origen a la Universidad, se sintetizó en dos causas: una material: el aumento del caudal del saber humano, y una formal: el desarrollo del espíritu de corporación para defender los intereses comunes. El movimiento corporativo que dio lugar a la formación de los gremios, cofradías y hansas de artesanos y mercaderes, al reunir a los intelectuales, propició el surgimiento de las Universidades. La acción convergente de las causas, generó la Universitas como institución y a la fusión de los poderes del saber en torno a ellas.

Circunstancias diversas convergieron en el nacimiento y desarrollo de las universidades europeas: la pérdida del poder de los feudos y el aumento del poder de los reyes y la iglesia, el cambio de relaciones y el surgimiento de la burguesía, el desplazamiento de los siervos a los centros, el aumento del flujo de la población por las migraciones, la aparición de ciudades con centros de artesanos y comerciantes, la organización de los artesanos en gremios para la ayuda recíproca, con leyes propias de organización amparadas en la tradición del derecho romano, y el influjo del movimiento del renacimiento por la influencia de la cultura Greco- Romano y Asiática (árabe, judía y china).

En el siglo XII, en varias ciudades nacieron las universidades. Las más importantes fueron las de Bolonia (1158) en Italia y la de París en Francia (1181).

En la universidad de Bolonia se estudiaba principalmente el derecho romano. Con el desarrollo de la relación del dinero con las mercaderías las leyes de la edad media temprana resultaron ineficaces. Por tal causa, se volvió al estudio del Código de Justiniano en el que había muchas normas relacionadas con el comercio y el crédito. Estas leyes eran necesarias a los mercaderes y banqueros que tenían asuntos comerciales y financieros. También los señores feudales trataban de aprovechar las leyes romanas para afianzar su poder sobre los campesinos a quienes querían equiparar con los esclavos romanos. Por medio de las leyes romanas los soberanos querían acrecentar su importancia, citando el poder ilimitado de los emperadores romanos. Por eso la universidad de Bolonia gozaba de una protección especial de los reyes. Los egresados de dicha universidad, especialistas en derecho romano, eran invitados por los soberanos en calidad de consejeros.

En la universidad de París, se estudiaba principalmente Teología, a la que la iglesia colocaba por encima de todas las ciencias.

Las universidades se difundieron en toda Europa. En el siglo XIII surgieron en Inglaterra las de Oxford y Cambridge, en Francia la universidad de Montpellier, en Italia la de Nápoles, en España la de Salamanca, en Portugal la de Coimbra y Lisboa, en Bélgica la de Lovaina y en Checoeslovaquia la de Praga. En el siglo XIV se abrieron las universidades de Bohemia en Praga, Cracovia en Polonia y Colonia en Germania. Hacia finales del siglo XIV había en Europa más de cuarenta universidades.

Inicialmente la universidad se llamó studium generale, haciendo referencia a un plantel general para todos los estudiantes preparados, sin distinción de nacionalidad. Más tarde studium generale indicaría el conjunto de ciencias, el conjunto general o universal del saber. En el siglo XIV el término latino universitas que en el Medioevo se aplicaba a toda comunidad organizada con cualquier fin, remplazó a la denominación studium generale, para definir las corporaciones que aspiraban al universalismo – por el origen de los componentes y por el saber que perseguían. Universitas magistrorum et scolarium parisium conmoratium es la denominación que recibió la primera universidad, la de París, al adquirir personalidad jurídica.

Universitas, proviene del término latino derivado de unus, la unidad y de verto que conlleva al sentido de volver. Universitas significó la multitud de todas las cosas pero con sentido de convergencia y unidad. La nota corporativa de la universidad, agregó al sentido de la unidad en la diversidad, el del gremio dedicado al saber, así universitas connotó la idea de gremio social, también denominado: corpus, collegium, communio, societas o consortium magistrorum. Considerado su ser como cuerpo, con su esencia, su forma, sus elementos constitutivos y sus leyes, la institución se denominó también entidad, expresión que suscita la idea de convergencia de lo mucho y lo diverso hacia la unidad ontológica. La palabra universitas definió en primera instancia al grupo dedicado al saber. La segunda acepción de la unidad en la diversidad estriba en el hecho que la diversidad serían las ciencias y las disciplinas convergentes en la unidad del saber.

La mayoría de las universidades originalmente dependieron de la iglesia como instituciones nacidas al amparo de las escuelas catedralicias. Aunque el poder civil las protegía también no puede hablarse más que de un tipo de universidad. Ahora bien, según la autoridad que las creó o reconoció, o por la forma de constituirse como tales, las universidades se clasificaron en:

• Universidades con carta de fundación papal como las de Colonia y Roma, y universidades con carta de fundación imperial como la de Salamanca. Estas fueron las universidades ex privilegio;

• Universidades con doble carta fundacional (ex consuetudine), por derecho consuetudinario.

Los caracteres o notas diferenciaron la organización universitaria de la edad media de otras instituciones de estudios superiores que le precedieron: corportividad, cientificidad, universalidad y autonomía.

La universidad se organizó académicamente en facultades. Facultad (de facultas, derecho de enseñar), denominación utilizada para el cuerpo de profesores y estudiantes dedicados a la enseñanza de una rama del saber. Primero el estudiante ingresaba a la facultad inferior donde estudiaban las siete artes del hombre libre o “artes liberales” (el trivium y el quadrivium), luego, elegía una de las facultades superiores: Teología, Medicina o Jurisprudencia. Las universidades estaban pobremente amuebladas, los estudiantes escuchaban a los profesores sentados en el piso, que en invierno cubrían con paja. Había pocos libros, los cuales por su precio eran inaccesibles a la mayoría de los estudiantes. Por tal motivo había que anotar la palabra del profesor y recordar mucho de memoria. El método de enseñanza seguía dos pasos: dictatio y disputatio. Se concedía a este último una excepcional importancia pues las discusiones entre los participantes del estudio determinaban la base del conocimiento, durante éstas trataban de hacerse notar por su memoria y su arte de buscar argumentos sutiles e ingeniosos. El silogismo como sistema de razonamiento llegó a convertirse un vicio que dio al escolasticismo de aquella época el nombre de ergotismo, contra el cual reaccionarían la pedagogía y la filosofía posteriores. El Gobierno en las universidades era ejercido por un jefe común, el rector elegido periódicamente, lo ayudaban los cancilleres que administraban la universidad. Las universidades tenían la potestad de otorgar grados académicos. El valor de los grados y títulos variaba en cuanto a su reconocimiento universal, según la autoridad que creara o reconociera a la universidad.

La primera época de la universidad, la del nacimiento y posterior expansión (siglos XII a XIV), se caracterizó por un concepto más especulativo de la ciencia y por la escolástica, con predominio de la filosofía al servicio de la fe para armonizarla con el resto del saber humano. Es por eso que algunos afirman que la nota científica de la universidad de esta época nada tuvo que ver con la investigación. La universidad se limitó a recoger las huellas del conocimiento, a conservar y transmitir el conocimiento existente de la humanidad. Sin embargo, poco a poco se generó en el seno de las propias universidades una nueva forma de conocimiento basada en el análisis inductivo de los hechos que revolucionó el medio universitario de la ciencia y determino cambios profundos, si no en la esencia si en la definición del quehacer universitario.

A partir de la mitad del siglo XIV, la universidad tradicional del Medioevo se vio cuestionada en su metodología y en sus contenidos. En el ambiente del Renacimiento Humanista, de auténtica revolución copernicana centrada en el hombre y el mundo, la universidad tuvo que adaptarse, orientándose cada vez más a las ciencias humanistas y empíricas.

En el siglo XVII dos grandes revoluciones del pensamiento modificaron el panorama de la ciencia: el empirista de Francis Bacón y el Racionalismo de Renato Descartes. La primera se orientó por el uso del método científico experimental y despertó, en una universidad dominada por espíritu renacentista, entusiasmo por la ciencia empírica. La segunda, pretendió ser un discurso del método racional con miras a una absoluta unidad de la ciencia. El racionalismo cartesiano generó en la universidad un movimiento de regreso hacia el idealismo.

En el siglo XVIII el surgimiento de la ilustración que quedó plasmada en la enciclopedia, marcó el ser de la universidad de la época de las revoluciones con un sello característico de su visión crítica de la historia: hay que liberar al hombre de un pasado oscuro y limitado en sus conocimientos y enfrentarlo decididamente al siglo de las luces que ilumina con el pensamiento racional y con la metodología empírica. Así planteado el panorama científico, la universidad tuvo que adaptarse al advenimiento de nuevas disciplinas que muchas veces tenían el estatuto de ciencias, pero que otras veces eran técnicas que por fuerza, tenían que revestirse de un carácter nuevo científico y convertirse en tecnologías.

Pronto los poderes estatales advirtieron la fuerza que las universidades como educadoras, como investigadoras y como conductoras de la sociedad tenían. Las exigencias del poder fueron cada vez mayores en cuanto al tipo de hombre que necesitaba el nuevo espíritu liberal y revolucionario, en cuanto a lo que necesitaba investigar para acrecentar el poderío económico y militar de las naciones y en cuanto al servicio social que debía prestar la universidad como institución básica de los Estados.

Frente a estos condicionamientos la universidad no pudo definir su función prioritaria entre la docencia condicionada académicamente y la investigación libre, menos pudo definir su servicio a la sociedad dentro de una visión autónoma de la realidad, porque ni el Estado Monárquico absoluto se lo permitió, ni los nuevos Estados republicanos nacidos de la revolución le ofrecieron esquemas estables.

En el siglo XIX el medio universitario, se debatía en la búsqueda de modelos estables acordes con ser de institución de educación superior, obligada so pena de perder su identidad, a procurar los valores superiores de la cultura y a servir de conciencia crítica de la sociedad. Se hacía necesario que la siguiente generación buscara una manera concreta de hacer universidad, lo que suponía una toma de posición frente al tipo de sociedad en que estaba situada y una redefinición de su ser y de sus notas.

En el siglo XX la universidad se encontró en un panorama preparado por dos movimientos innovadores surgidos en el siglo anterior: el socialismo y el positivismo. El primero, fruto del análisis de la situación social desencadenada por la revolución industrial; el segundo, del convencimiento de Comte. de que la ciencia positiva es la solución definitiva y última de los problemas del hombre y la sociedad.

Por influjo de estos dos movimientos, la ciencia se convirtió en un poder material que debía ser explotado al servicio de los intereses de los Estados. Los avances tecnológicos destacaron en el medio universitario aquellas facultades más vinculadas con el propósito tecnocrático, en perjuicio de las demás que poco espacio ocuparon.

Vemos pues a lo largo de esta apretada síntesis histórica, que la Universidad fue una institución dinámica que cambió en función de las épocas históricas, reinterpretando tanto sus propósitos como su organización según se fue transformando la sociedad. La universidad ha venido adaptándose a las diferentes circunstancias históricas de las que ha participado, incorporando lo nuevo y sacrificando lo menos posible lo viejo, hábilmente añadiendo sin desprenderse de lo que ya tenía.

BIBLIOGRAFIA

BORRERO, Alfonso. Conferencia II. Idea de la Universidad en sus Orígenes. ICFES. Bogotá 2000.
GUTIERREZ, Alberto. La Universidad en la Historia. Revista Universitas No. 64. Bogotá, junio de 1.983.
JARAMILLO, Jaime. Historia de la Pedagogía como Historia de la Cultura. Fondo Universitario Nacional. Bogotá, 1.990.
MENDOZA, Alberto. La Universidad Retroprospección y Prospección. Memorias Martes del Paraninfo. Universidad de Antioquia. Medellín, 1.979.
KOMINSKY, E. Historia de la Edad Media. Editorial Progreso. Moscú, 1.978.


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